Destinar un rincón o un espacio para otros seres vivos (plantas, flores, mascotas) no solo invita al esparcimiento en casa, también crea una conexión con el mundo exterior.
Asignar un lugar a muebles específicos (escritorios, mesas, estantes) asegura la disposición para cada una de las actividades que debe cumplir, así confluyan en un mismo espacio.
Recurrir a cortinas, paneles o vidrios también es una forma útil de crear divisiones y asegurar un orden propio, optimizando el espacio y dándole más versatilidad.
La luz natural siempre es ganancia. En caso de no contar con mucha, la combinación de colores neutros con algunos tonos cálidos es una buena alternativa.
Elementos visuales que sean de su gusto, como cuadros, objetos coleccionables o fotografías de buenos recuerdos ayudan a crear un paisaje en el que se sienta acogido.
Muebles o elementos relacionados a pasatiempos hacen mejor sus horas en casa. Una poltrona para leer, un kit deportivo, un rincón para juegos de mesa fomentan esos momentos.
Si se cuenta con más espacio, destine un lugar para conectar con sus gustos: un jardín, una huerta, una biblioteca o un altar personal, son formas de saber que está en un lugar propio.